Yoghurtu llegó a España hace 5 años desde Senegal, país conocido (sobre todo estos días) por que en su capital termina el Rally más famoso del mundo.Escapó del hambre y la pobreza atravesando el desierto por Mauritania y el Sahara occidental hasta llegar a Marruecos tras tres meses de penurias junto con quince compatriotas.Otros cinco se quedaron en el camino.Tras estar un año trabajando en Marruecos ahorró el dinero suficiente para comprar un billete que le llevaba en el falso fondo de un camión que cruzó la frontera y le llevó hasta Málaga.Por fin.La tierra prometida.El edén del que había oido hablar desde que era joven.Había conseguido entrar en la rica y poderosa Europa.Un lugar lleno de posibilidades y donde nadie muere de hambre. Agradeció a sus dioses que le hubieran permitido llegar hasta allí, y se dijo que si le habían permitido entrar en esta tierra era porque estaba destinado a hacer algo grande.
Empezó a trabajar recogiendo fruta por una miseria y viviendo en una chabola con otros siete "negros", que era como eran conocidos allí.No había más distinción que moros y negros.
Tras dos años malviviendo decidió probar suerte en la capital del país.Allí consiguió legalizar su situación y empezó a trabajar en una obra de peón.También estaba en una asociación ayudando a inmigrantes recién llegados a encontrar trabajo y piso.Y allí fue cuando le llego la noticia de que iba a hacer algo grande.Aun no se lo creía cuando, vestido con suaves ropajes y portando una capa de seda adornada con todo tipo de joyas, saludaba a los niños desde lo alto de su cabalgata el día de reyes.Miles de niños le gritaban ¡Baltasar! y le saludaban con la mano.
Sentado en su trono Yoghurtu agradeció a los dioses que le hubieran desdignado para esa tarea mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
Hoy estoy: Nervioso
