Estaba el otro día cortándome el pelo, no por iniciativa mía por cierto, sino por consejo de mi señora madre y de mi querida novia, y escuché distraido la conversación de otra peluquera-manostijeras con su clienta-seto:
-¿Pues sabes que Olga ha tenido un niño?
-Oigh, que bien, que atrevida.Si es muy joven ¿no?
-Si, si, 24 años tiene.
-Oigh, pues que atrevida ¿no?
-Bueno, cosas que pasan...
Creo que fue en ese momento cuando aprendí lo que es realmente reírse uno por dentro.
Al rato empecé a pensar que eso le puede pasar a cualquiera y me acojoné un poco, pero menudas risitas interiores.